Mensaje privado del Señor y la Madre de Dios del 05.02.2013 a María de la Preparación Divina de los Corazones

Una respuesta a los que dudan la legitimación de la vidente.

Mi hija, mi querida hija. Desde 2002 tu eres nuestra alma elegida para guiar a otras almas en el camino hacia Dios el Padre, el Altísimo.

Has estado preparada durante mucho tiempo, has tenido que «vivir» mucho, mucho, y ahora has llegado al nivel para entender y transmitir nuestra palabra e intención.

Te necesitamos para la divulgación de nuestra palabra y, por lo tanto, te hemos pedido una y otra vez a lo largo de todos estos años que anotes todo lo que te contamos, lo que te mostramos.

Una y otra vez has anotado algo en todos estos años. Te hemos dado oraciones. Una de ellas la das a conocer ahora, después de muchos años, porque siempre ha estado esperando nuestra instrucción clara e inequívoca para esto. (Ver también el mensaje no. 21 con la oración no 1).

Nada de lo que escribiste viene de ti. Se trata de NUESTRA Palabra. Los que no creen en ella, los que la dudan y los que buscan justificaciones contra Nuestra Palabra, que te hemos encomendado para su divulgación, se dañan a sí mismos.

No busquen a justificar su no creencia. También ustedes se darán cuenta de que esto, Nuestra Palabra, es verdad y que ésta, Nuestra Hija, es elegida por nosotros para difundirla. Crean en estos mensajes y distribúyanlos también ustedes, porque mientras más se enteren de ellos los hijos de Dios, más almas se pueden salvar. Di esto, Mi Amada Hija, a aquellos que dudan de la autenticidad de estos mensajes. No tienes que hacer nada más.

Quien no quiera escucharnos, que se encierre, pero no pienses que tú, quién se está privando a la verdad, tendría el derecho de negar a otros su fe. Quédate en silencio y no peques contra otros.

Mi niña amada, Mi hija amada … y lo úsenlo en respuesta a preguntas dudosas. No necesitan decir nada más.

Todos son libres de elegir lo que quieran creer y lo que no crean. Quien no quiera escucharnos, quien no quiera venir a Nosotros, no será forzado. Respetamos el libre albedrío de cada alma, porque el libre albedrío es un regalo de Mi Padre, el Dios Altísimo, y debe ser preservado.

Tu Jesús y tu madre en el cielo quienes te aman.