662. ¡Un regalo que hay que merecer! — 23.08.2014
Mi Hija. Mi querida hija. Qué bueno que hayas llegado. Por favor, diles hoy a Nuestros hijos que se conviertan, porque solo a través de su conversión se salvarán de lo peor, solo a través del arrepentimiento, la penitencia y el Sagrado Sacramento de la Confesión serán purificados de sus pecados por Jesús, Mi Hijo, y solo así tendrán la oportunidad de alcanzar la eternidad en el Reino de los Cielos y entrar en el Nuevo Reino cuando llegue el momento.
Mis hijos, dense prisa, ¡porque el gran acontecimiento del examen de conciencia está a punto de llegar! Purifíquense y no se priven a sí mismos de la maravillosa experiencia de este acontecimiento único que el Padre les regala a través de Jesús, su Santo Hijo.
Mis hijos. Este momento puede y va a cambiar por completo su vida – a ustedes -, porque verán a Jesús, experimentarán y sentirán Su amor, ¡y estarán en completa protección, pureza y en la Presencia Divina! Sin embargo, Mis amados hijos, esto solo será perceptible y “glorioso” para ustedes si se han preparado y purificado adecuadamente.
Mis hijos. El “encontrarse” con su Señor y Salvador “como así no más” es un regalo que hay que merecer, pero el Padre los ama tanto a ustedes que este regalo será concedido a cada uno de Sus hijos, es decir, a ustedes, Mis amados hijos. Pero solo él que esté puro y preparado podrá disfrutar de la plenitud de este acontecimiento tan precioso y maravilloso. Quien siga “vagando” sin prepararse para su Salvador y Redentor “temblará de miedo”, es decir, caerá en el miedo e incluso en el pánico y no recibirá este regalo tan generoso y único que le prepara el camino hacia la eternidad del Señor, aunque se le está siendo concedido. Será incapaz de aceptarlo, porque el adversario le acecha y como se ha quedado en el mundo de lo terrenal-material de las herejías y d la idolatría irá hacia aquel que puso esto en el mundo y perecerá miserablemente.
Mis hijos, prepárense, ¡porque solo Jesús es su camino! ¡Así que levántense, conviértanse y confiesen su fe! ¡Purifíquense mediante la Sagrada Confesión, el arrepentimiento, la penitencia y el sacrificio! Así estarán preparados para el gran día y recibirán a Jesús con dignidad. Arrodíllense tan pronto como aparezcan las señales en el cielo y disfruten de este momento indescriptible que Jesús les brindará con Su amor.
Alégrense, Mis hijos, porque ese día no tardará mucho en llegar y prepárense, ¡porque será maravilloso!
Con profundo y gozoso amor,
Su Madre en el Cielo.
Madre de todos los hijos de Dios y Madre de la Salvación. Amén.