1475. ¡Uno de los mayores regalos celestiales que la humanidad jamás haya experimentado! — 19.03.2025
Jesús: Mi hija. Tiempos difíciles esperan ahora su existencia terrenal, pero quien esté Conmigo, con su Jesús, firmemente anclado en Mí no tiene nada que temer, ¡pues su salvación no estará entonces en juego!
Quien Me ame a Mí, a su Jesús, Salvador suyo que Yo Soy, de verdad, de manera sincera y desde el fondo de su corazón, ¡no lo dejaré solo en ningún momento!
Quien Me pida ayuda, honesta y sinceramente, y se deje guiar por Mí, su Jesús, Yo estaré con él.
Yo, su Jesús, estaré siempre con aquellos de ustedes que Me aman de verdad.
A aquellos de ustedes que Me siguen fielmente hasta el final, quiero hablarles hoy:
Sus dones serán gloriosos. Serán grandes y perfectos. No se pueden imaginarlo, porque sobrepasa todo lo que conocen.
Las puertas de Mi Nuevo Reino se abrirán y ustedes, amados hijos, y es eso lo que son, ustedes serán elevados por Mí, por su Jesús, y entrarán por las puertas de la gloria que están abiertas para ustedes que son y permanecen verdaderamente entregados a Mí.
Entrarán en una gloria desconocida para ustedes, porque Mi Nuevo Reino les será dado. ¡Todos los sufrimientos, todas las enfermedades, todos los miedos, todas las preocupaciones se alejarán de ustedes para siempre!
Cosecharán los frutos del Cielo y vivirán en Mi Reino. Serán dichosos, llenos de alegría desbordante y experimentarán y vivirán el amor más íntimo, verdadero y puro.
No habrá más días sombríos, no tendrán frío, ni sudarán, ni tendrán sed, ni padecerán hambre.
Vivirán en el amor y la oración, en la alegría y la gloria, ¡y experimentarán y alcanzarán la dicha más pura para siempre!
No habrá más sol que los quema ni que chamusque la tierra, porque Mi Luz, Mi Divina Luz, ¡brillará, alumbrará y radiará!
Ustedes se convertirán en completos y puros hijos de los hombres y se exultarán cada día de su existencia.
Los amo mucho. Por eso les tengo preparado este gran regalo.
Acéptenlo y no se cierren a él, ¡porque es uno de los mayores regalos celestiales ¡que la humanidad jamás haya experimentado!
El camino hacia allí es fácil, Mis hijos, pero muchos de ustedes están tan perdidos que ya no ven la luz y siguen perdiéndose en la oscuridad.
El camino hacia Mi Reino pasa por Mí, así que encuentren su camino hacia Mí y permanezcan fieles a Mí, entonces este maravilloso regalo también será el suyo.
Todo hijo que Me sea fiel en todo momento llegará al Padre a través de Mí. No hay otro camino sino Yo, amados hijos y es eso lo que son, conviértanse pues y encuentren a Mí, su Jesús, Salvador suyo, que Yo Soy.
¡Suelten del pecado!
Oren a María, su Reina del Cielo, pues Ella los conducirá a Mí si se lo piden.
Yo, su Jesús, estoy a la espera [para ayudarles] para este último tiempo.
¡Crean en Mí! ¡Confíen en Mí!
Porque les llegarán muchas tentaciones fuertes, y ¡bienaventurado el que permanece fiel a Mí y no me niega a Mí, su Jesús, en ningún momento!
¡Bienaventurado el que reconoce y está Conmigo, porque su salvación no está en juego si permanece siempre fiel a Mí, su Jesús!
Bienaventurado el que no cede y no sigue al maligno, porque el que así lo haga perecerá y perderá su salvación a manos del adversario, que lo torturará, no cumplirá ninguna de sus promesas y lo atormentará por toda la eternidad. Amén.
Bonaventura: ¡No permitan que pierdan su salvación, amados hijos!
¡No permitan que bloqueen su camino hacia Jesús!
¡No bloqueen ustedes mismos el camino hacia Su Nuevo Reino y hacia Su amor en la gloria!
Yo, su Bonaventura, quisiera darles hoy esta advertencia, porque quien sea infiel a Jesús, quien no ame a Jesús, quien pisotee a Jesús, quien escupa a Jesús, pronto conocerá el verdadero rostro del diablo, y todas las penurias y tormentos y agonías que tendrá que soportar le robarán la salvación, le traspasarán el alma y arderá, flamear y arderá ¡sin ser nunca consumido del todo por las llamas del infierno!
No esperen misericordia, pues sólo Jesús es misericordioso, ¡pero ustedes no lo quisieron!
Así que deben soportar su destino de condenación eterna, ¡y sufrirán, sufrirán, sufrirán!
Me duele en el alma tener que decirles esto, pero muchos antes que ustedes ya han cometido el error de negar a Jesús, y si sólo pudieran ver dónde están ellos y qué tormentos tienen que sufrir, se echarían a los pies de Jesús y suplicarían el perdón de todos sus pecados.
Sentirían tal remordimiento que su corazón amenazaría con estallar, pero no estalla, sino que se llena del amor misericordioso de su Salvador, con tal de que confiesen y se arrepienten de sus pecados.
Por eso, queridos hijos, y es eso lo que son, la Santa Confesión es tan sumamente importante, porque Jesús mismo cura su corazón.
Así que acudan a la Santa Confesión con un sacerdote católico, arrepiéntanse de todos sus pecados y reparen.
Yo, su San Bonaventura, sólo puedo recomendarles tomen a pecho estas líneas para que encuentren redención y alivio y no se pierdan a manos del adversario por toda la eternidad. Amén.
Tu y su Jesús, con Bonaventura. Amén. Muchos santos y Santos Ángeles, la Madre de Dios y el Padre están aquí.