29. Las reglas de Dios son muy simples. — 09.02.2013

Mi hija. Mi querida hija. Saludos. Te amo. Estás aquí en la tierra para servirle a Dios Padre, el Altísimo, para amar y honrarlo.

Dios Padre es el padre de todos los hijos. El los creó. Si ponen su vida a Su servicio, entonces estarán bien. En el mundo de ustedes, hay demasiadas ansias para hacer todo por su propio esfuerzo, a pesar de que es mucho más fácil con la gracia de Dios. Dios les cumple todo deseo que concuerda con Su plan. Las reglas son muy simples: Todo lo que contribuya a su bienestar y al bienestar de todos Sus hijos [los hijos de Dios] puede cumplirse, mientras lo que los perjudica no. Sus deseos, sin embargo, en su mayoría son puramente egoístas, es decir, sirven solo para su beneficio privado. Eso no es bueno. También debieran pensar en sus hermanos. Especialmente en aquellos que sufren. Esto puede incluso ser el vecino que vive al lado. A menudo no saben quién necesita ayuda y, aparte de eso, no realmente piensan en dárseles (la ayuda).

Están tan fijados en ustedes mismos que ignoran completamente lo esencial. Ámense los unos a los otros y cuídense unos a otros. Donde hay amor también hay ayuda, donde hay ayuda la necesidad y el sufrimiento pueden aliviarse. La alegría y la gratitud surgirán y muchos corazones amorosos saldrán de ahí. Así es como deberían tratarse los unos con los otros. Acérquense uno al otro. Respétense y dense placer mutuamente. Si tienes más que tu vecino, entonces compártalo con él. Eso es lo que incluso hacen los niños en el colegio. Si un niño ha olvidado su sándwich, los compañeros de clase le dan de comer.

Mis queridos hijos. Los mandamientos de Dios son el camino verdadero a un mundo hermoso. Si todos los cumplieran (los mandamientos) ustedes serían las personas más felices. No habría guerras, ni peleas, ni hambre, ni violencia, ni miedo y tampoco crueldad, simplemente sería agradable en su mundo.

Encuentren el camino a Dios Padre y a Mi Hijo. Su vida cambiará de manera positiva. Yo los ayudaré si me lo piden. A NADIE NOS QUEREMOS IMPONER. MIREN EN SUS CORAZONES Y DECIDAN USTEDES MISMOS. El que realmente escucha a su corazón seguirá nuestro llamado.

Sean bendecidos, hijos Míos.

Los amo.

Su Madre en el Cielo.