229. ¡No se arroguen juzgar a otros, porque eso es un pecado! — 11.08.2013

Mi hija. Mi querida hija. Siéntate. Te amo. Nunca debes preocuparte por lo que dicen los demás, porque estas personas no saben nada de ti, de tu tarea y de lo que tienes que soportar. Trata siempre de permanecer en el amor y no tomes a pecho las palabras feas. Solo las almas pobres juzgan de esa manera, solo las personas malas hablan mal de los demás, difunden mentiras y se sienten fuertes en presencia de otros para humillarte. Perdónalos. No saben cuánto te lastiman porque no ven quién eres, un alma excelente, elegida por Nosotros y afligida con mucho sufrimiento y expiación para salvar a los demás. No te preocupes por sus palabras y trata siempre de permanecer en el amor.

Siempre habrá personas que piensan que tienen que hacer el mal a los demás, por la razón que sea. La hipocresía es un pecado, ¡recuerden eso! Hablar mal de los demás también es un pecado, ¡recuerden eso también! ¡Sean buenos el uno con el otro y no se ataquen mutuamente! ¡Siempre traten de entender, encuéntrense con amor y no juzguen! ¡Esto solo está permitido a Dios Padre, porque solo ÉL puede saber quiénes en realidad son, cómo en realidad son y qué hacen, en qué circunstancias viven, qué logran y cómo expían! ¡Así que no se arroguen juzgar a otros, porque eso también es un pecado!

Mi hija. Tienes que protegerte. Para evitar nuevos ataques contra ti, debes mantener tu identidad y no revelarla a nadie. La habladuría no te hace bien, tu alma es demasiado sensible y tierna para poder sobrevivir esto de manera ilesa. Tu eres inestable [emocionalmente], necesitas descansar y no te debes distraer por tales circunstancias externas.

Mi hija. ¡Te amo! ¡Todo el cielo está contigo! Necesitamos que te concentres en Nosotros y no queremos distracciones terrenales que te «atrasan». Siempre mira hacia adelante y continúa enfocando tu vida completamente en Nosotros. Ese es el camino que Dios Padre pretendía para ti. ¡Este es tu camino, la vida con Nosotros! ¡Alégrate, porque también Nosotros Nos alegramos mucho!

Da a conocer esto, Mi hija, y diles a Nuestros hijos que nunca deben hablar mal de los demás. No deben juzgar, sino estar en el amor, y deben entregar todo a Dios Padre. Diles eso, Mi hija.

¡Te amo!

Tu Padre Celestial con Jesús y tu Madre en el Cielo quien te ama. Madre de todos los hijos de Dios.

Vete ahora, Mi hija.