258. ¡Deben estar preparados para distinguir a Mi verdadero Hijo del hijo del maligno! — 03.09.2013

Mi hija. Mi querida hija. Se están cometiendo serios ataques contra ustedes [contra ti y tu familia]. Acéptenlos. Llévenlos al Padre, y luego continúa tu viaje con Nosotros, hacia Nosotros y completamente a Nuestro servicio. Nada malo les ocurrirá. Puedes estar segura de aquello, porque eso es lo que te prometemos.

Mi hija. El tiempo apremia. Tantos de Nuestros ovejitas todavía tienen que ser pastoreados, es decir, preparados para el tiempo que viene, para que puedan aceptar y soportar el sufrimiento que invadirá su tierra y para que estén preparados para distinguir a Mi Verdadero Hijo del Hijo del Mal, para resistirlo a Él y al grupo malvado, para que no caigan en su trampa, no lo siguen y no se sometan a él, y para que luego reconozcan a Mi Único Verdadero Hijo, su Jesús, LO saludan con alegría y para que vayan con Él.

Mis hijos. Los tiempos no se están volviendo más fáciles, pero pueden estar seguros de que siempre estamos con ustedes. ¡Llámennos y vendremos! ¡Pídannos ayuda y les ayudaremos! Oren, oren, oren, porque su oración es fuerte y poderosa y pondrá dique al maligno.

Vengan a Nosotros, a Mí, a Mi Hijo, y grande será la alegría de todos Nosotros, porque en el día de la gran alegría cuando Jesús venga a ustedes, cuando luche contra el animal y los libere a ustedes, cuando vence y luego los lleve con Él, las profecías se habrán cumplido y todo el sufrimiento llegará a su fin. El mal ya no existirá, y la paz eterna se les será dada. Mi amor paternal los llenará a cada uno de ustedes, porque YO los enrollo y inundo con él. La verdadera alegría y la más profunda felicidad serán parte de su vida cotidiana, y estarán tan felices y agradecidos que Me rendirán homenaje a MÍ. No hay nada más hermoso para Mí que saber que tantos de ustedes encontrarán su camino a casa, y Mi alegría será sumamente grande cuando este día finalmente amanezca.

Así que vengan a Nosotros, a Mi Hijo y a Mí, y eternamente compartiremos Nuestra vida en el amor con cada uno ustedes en la más grande felicidad y en la perfecta plenitud.

Los amo, hijos Míos tan amados por Mí, y espero con alegría este gran día.

Eternamente unidos,

Su Padre en el Cielo.
Creador de todos los hijos de Dios y creador de todo Ser.

 

«Amén, les digo esto:

Escuchen lo que les dice Mi Santo Padre, porque ÉL Quien es el verdadero amor, ÉL Quien es la única verdad, ÉL Quien les envió su Espíritu Santo, los ha hablado.

Los amo,

su Jesús.»

Gracias, Mi hija. (Madre de Dios).