326. ¡No hay camino más hermoso que éste! — 31.10.2013

Mi hija. Mi querida hija. Ayer te dije que estaba siendo profanada y este estado de cosas continúa.

Mis hijos. Sigan rezando por Mí, su Santa Madre en el Cielo, porque amo a Mis hijos en todo el mundo, pero lloro lágrimas amargas por los que Me están haciendo esta atrocidad y busco consuelo en su amor, de ustedes que son devotos de Mi Hijo y de Mí, en sus oraciones y en su cercanía.

Los amo tanto, y no hay nada que anhelo tanto como la entrada de Mis hijos en el Reino recreado de Mi Hijo, pero todavía hay tantas almas por salvar, así que oren hijos Míos, oren para que estos hijos que cometen atrocidades también Me encuentren a Mí, a Mi Hijo, para que su «fin» no sea amargo y no se «ahoguen» en el pantano del sufrimiento, el abismo del infierno.

Mis hijos. Los amo a todos desde lo más profundo de Mi Sagrado Corazón de Madre, incluso a los que me profanan, los que Me perjudican a Mí y a ustedes, Mis almas fieles. Veo lo ennegrecida que tiene el diablo su alma, qué pena y qué miedo tan profundo hay en sus corazones. Todo esto lo «encubren» con crueldades que hacen a los demás, porque el diablo los ha contaminado, toma esta condición de su corazón, de su alma, para avivar el odio y convertir sus sentimientos dolientes en odio hacia los demás. De este modo, se sienten fuertes, se sienten «aprobados» y «eclipsan» sus verdaderos sentimientos.

Por eso, Mis hijos, vayan todos a la Santa Confesión tan a menudo como puedan, porque allí su alma recupera la paz que necesita. Se alivia, se libera y se purifica en cada confesión que hacen, y así el diablo no tiene ninguna posibilidad de transformar sus sentimientos dolorosos, sus cargas en maldad, sino que Jesús viene, les quita su carga, su opresión, su miedo, y se ocupa de ustedes, pero deben permitirlo.

Denle a ÉL su SÍ, y su vida cambiará positivamente de forma maravillosa, porque quien está con Jesús, vive con ÉL, nunca está solo y por tanto no tiene que llevar ninguna carga del mundo solo. Su corazón siempre recibirá el amor divino, lo transmitirá, incluso en los momentos más deprimentes sentirán la luz del Padre en ustedes.

Mis hijos. Levántense y pónganse en camino hacia Jesús. No hay camino más hermoso que éste, y no encontrarán una vida más plena que con las maravillas y las glorias del Señor.

Por lo tanto, ¡dense vuelta! ¡Vengan a Mi Hijo! ¡Y su vida será maravillosa!

Desde lo más profundo de Mi corazón de Madre y con todo Mi amor los abrazo. Mi protección

concedo a quienes Me la piden sinceramente.

Los amo.

Su Madre en el Cielo.

Madre de todos los hijos de Dios. Amén.

«Amén, les digo esto:

quien no se arrepienta pronto,

quien continúe aislándose de Mí, y

quien Me niega su SÍ, no podré ayudarlo, porque respeto su libre albedrío, aunque esté dirigido contra Mí, su Jesús que tanto lo ama.

Mis hijos. He sufrido por ustedes en la cruz y redimo todos sus pecados para que puedan entrar liberados en el Reino de los Cielos, pero al que se opone a Mí, no puedo ayudarle. El que Me rechaza se quedará solo y sin la esperanza de la eternidad en el Reino de los Cielos.

Por lo tanto, vengan a Mí y dejen que les ayude y con alegría entraremos en el Nuevo Paraíso, Mi Reino, que Dios, Nuestro Padre, ha recreado para todos Sus hijos.

Que así sea.

Los amo.

Su Jesús.»