340. ¡Quien no viva con Jesús creerá al Anticristo! — 10.11.2013

Mi hija. Mi querida hija. Gracias que hayan venido hoy.

Mi hija. El tiempo apremia. Dile a Nuestros hijos que se conviertan. Pronto ya Jesús vendrá a ustedes, pero deben estar preparados para ÉL y no deben caer en la trampa de Su adversario.

Jesús vendrá a redimirlos y ÉL se llevará a cada hijo fiel con ÉL, pero primero aparecerá Su adversario, quien entrará en el escenario mundial y robará muchas almas inocentes. Es astuto y muy habilidoso y muchos de Nuestros hijos caerán a SUS pies.

Así que estén advertidos, porque el que ahí viene no es Mi Hijo, pero sí fingirá serlo. Poco tendrá que hacer por ello, porque tan astutas son los planes del maligno que son ustedes mismos los que lo elevan al ser visto quien [en realidad] no es, y todo lo que el hará les confirmará que el fuese el enviado, sin embargo, no fue enviado del Cielo, sino que descendió del propio infierno.

Es el hijo del maligno, del diablo, de la bestia, de la serpiente. Y a tantos de Nuestros hijos seducirá y los llevará a la perdición.

Mi Hijo, en cambio, es el Amor mismo. ¡ÉL no seduce! ¡ÉL no soborna por el encanto y no por la retórica! ÉL ES y no necesita por qué demostrar algo a ustedes.

Pero el otro traerá mucho sufrimiento a su alma, porque no tiene nada bueno planeado. Enviado del infierno robará almas, será hipócrita y mentirá y fingirá mucho [ser bueno], pero jamás les traerá amor, jamás les traerá plenitud, sólo chutes [estímulos cortos] y euforia, pero nada de lo que Mi Hijo tiene reservado para ustedes.

Así que devuélvanse, porque quien no viva con Jesús, quien no conozca Su Amor y no sepa lo que es la Plenitud Divina, creerá al anticristo, lo seguirá y se perderá a él y la bestia.

Así que devuélvanse antes de que sea demasiado tarde y profesase a Jesús, denle a ÉL su SÍ. Entonces reconocerán y mantendrán la claridad y su corazón sabrá quién es el verdadero Hijo del Señor.

Los amos, Mis hijos tan queridos.

Su Madre en el Cielo.

Madre de todos los hijos de Dios.

Violentas ráfagas de viento. Todo está volando.

«Mi hija. Esta purificación es necesaria. Diles a Nuestros hijos que se devuelvan. Los amo. Bonaventura y los Santos. Amén». (La Madre de Dios sonríe.)