420. ¡Estén advertidos, Mis hijos del hemisferio occidental! — 21.01.2014

Mi hija. Mi querida hija. Te amo mucho. Gracias por habernos servido también esta noche. Los ataques contra Nosotros de la noche son fuertes y malignos y, Mis amados hijos, con sus oraciones, especialmente sus Rosarios Nos proporcionan alivio y detienen muchos de los planes e invocaciones (llamados) malignos, pues, queridos hijos, su oración es poderosa y puede resistir al maligno.

Mis hijos. Continúen rezando en Nuestras intenciones, especialmente las de Mi Santo Hijo. Recen mucho y con fervor, ¡y estén conscientes del poder de su oración!

El final de los tiempos les ha sido profetizado como calamitoso y cruel, y lo que se está haciendo a muchos de Nuestros amados hijos hoy en día, por parte de aquellos que son impulsados por el diablo, desorientados, confundidos, arrogantes, prepotentes y engreídos, es un sufrimiento indescriptible para muchos de ustedes, pues estos hijos han aceptado y están aceptando el sufrimiento de Mi Hijo de la manera más brutal y cruel perpetrado por manos humanas, y ellos llevan su cruz con amor, con fe y con la más profunda confianza en Mi Hijo, una aceptación que se ve recompensada con el amor más grande, más puro y más perfectamente sanador del Padre, sin embargo, es una cruz que tantos de ustedes en el mundo occidental no son capaces de llevar.

Mis hijos. Oren por estos hermanos suyos que están siendo maltratados y asesinados de la forma más brutal, y oren por sus seres queridos, los supervivientes, para que puedan vivir con esta carga, ya que están siendo abusados y asesinados ante sus ojos.

Oren para que estas atrocidades lleguen a un fin, ya que son miles de hombres, mujeres y niños los que así están siendo maltratados brutal y cruelmente sólo por creer en Mi Hijo y en Mí.

Mis hijos. El odio en su mundo desde hace tiempo que no conoce límites y los castigos del Padre caerán sobre ustedes, y donde la paciencia del Señor se agote, su ira descenderá del cielo como ascuas de fuego.

Pero estén advertidos, Mis hijos del hemisferio occidental, ¡porque ustedes están viviendo en la fornicación y la infamia! El Señor los castigará y serán constreñidos, pues su «libertad» que utilizán para la fornicación se les será arrebatada si no se convierten, y los lugares de adoración del diablo serán abrasados y ya no se encontrarán más en su tierra, y les sobrevendrán las mayores penurias y tormentos, porque no se han convertido, no han profesado su fe en el Señor, y así cosecharán la ira del Padre antes de que entonces el gran juicio venga sobre cada uno de ustedes.

Mis hijos. ¡Conviértanse! ¡Encuentren el camino hacia Jesús y con ÉL hacia el Padre! ¡Oren, oren, oren para que no les ocurra la mayor de las desgracias! ¡Sólo la conversión los salvará de estos males, y el Sello del Padre los salvará del gran castigo! Crean y confíen, y OREN, Mis hijos. Su oración es ahora la única arma que tienen contra todo el mal que el demonio ha planeado para su dominio del mundo, y al mismo tiempo calma la ira del Padre que tanto los ama, Mis queridos hijos.

Que así sea.

Su Madre en el Cielo Quien los ama.

Madre de todos los hijos de Dios y Madre de la salvación. Amén.

«El Padre mira con tristeza a sus hijos terrenales. Todo el sufrimiento que se están infligiendo mutuamente, también se lo están infligiendo a ÉL, al Padre Todopoderoso, pero no lo ven. Sólo su conversión puede salvarlos del tormento eterno, pues quien se convierte y confiesa su fe en Jesús, el Padre se complace en él. Yo, su Ángel del Señor, se lo digo. Amén. Su Ángel del Señor.»

«Mi hija. Divulga esto. Es muy importante.

Oren, Mis hijos. Y oren especialmente por los niños. ¡Ellos están sufriendo tanto en su mundo de abundancia, de brillo, de pobreza, de crueldad y sobre todo del ateísmo!

Su Madre en el Cielo. Amén.»