49. Una relación debe crecer — 06.03.2013

Mi hija. Siéntate Conmigo. Te amo. Su Jesús, Mi Hijo, murió en la cruz por ustedes. El que está fielmente entregado a Dios, nuestro Padre de todos, ha tomado sobre sí mismo este sufrimiento para librarlos a ustedes, Mis amados hijos, del pecado y para redimirlos. Muchos hijos de Dios lo siguen. Muchos creen en Él. Muchos viven de acuerdo con los mandamientos del Señor, pero muchos más no lo conocen, no quieren conocerlo y / o lo rechazan, a pesar de que Él, Mi Hijo Jesús, asumió este terrible sufrimiento por todos los hijos de Dios.

Mis hijos. Yo, su querida Madre en el Cielo, tristemente veo a muchos niños infelices. Rechazan a Mi Hijo, se quejan de Dios quien, como dicen, los hubiera puesto en esta situación y no ven que, si realmente se volvieran a Él, les será quitado su sufrimiento y su tristeza.

Ustedes, Mis amados hijos, deben tener una relación con Mi Hijo. No esperen milagros tan pronto como recen un «Padre Nuestro», una Novena o un Rosario. Deben abandonar su pensar como «máquina» y vivir en conexión viva con Mi Hijo, con Dios Padre y el Espíritu Santo. Tal como en sus relaciones humanas, la relación con Dios, con Jesucristo debe CRECER. La confianza debe construirse. Un intercambio – mentalmente, verbalmente y en acción – debe llevarse a cabo. Consideren cuánto tiempo debe crecer la confianza hasta que realmente confíen en otra persona. ¿Cuánto tiempo se requiere hasta que realmente estén ahí por el otro y se ayudan mutuamente? Todo esto requiere tiempo. Todo esto debe ser «desarrollado» consecuentemente. Una relación debe crecer, de lo contrario no puede desarrollarse y mantenerse en el tiempo. También la relación con Dios y Jesús debe crecer, Mis amados hijos. No pueden decir hoy: «Dios Padre, te amo” y mañana tratan mal a sus prójimos. No pueden decir: «Dios, si haces eso por mí ahora, entonces creo en Ti». Ustedes primero tienen que creer en Él, y ahí los milagros pequeños y grandes sucederán en su vida. Y tienen que poner su voluntad en la segunda fila y dejar que la voluntad de Dios suceda. Esto no es fácil para Nuestros hijos. El Cielo lo sabe, pero también sabemos cuán maravilloso y pleno se volverán a vivir al comprometerse verdaderamente con Dios el Padre.

Mis hijos, Mis amados hijos. Comiencen y denle a Jesús su SÍ. Él los ama con todo su poder divino y se regocija con ustedes y de poder ir el camino común hacia Dios Padre con ustedes. Denle la responsabilidad por ustedes, es decir, confíen en Él, escuchen su corazón, vivan con Él y de acuerdo con la voluntad de Dios, entonces volverán a ser felices y experimentarán mucha alegría.

Mis hijos. Mis tan amados hijos. Acepten Nuestra Palabra, las palabras del Cielo, y síganla. Siempre estamos a su disposición y le ayudamos a cualquiera que Nos lo pida.

En profundo amor y afecto, su Madre en el Cielo.

Mi hija. Difunde esto para que la mayor cantidad posible de hijos Nos encuentren.