101. Lo que ustedes han declarado como importante en su mundo no tiene ningún valor ante Nuestro Padre… — 15.04.2013

Mi hija. Mi querida hija. Siéntate conmigo y escúchame: lo que ustedes han declarado como importante en su mundo no tiene ningún valor ante Nuestro Padre, Dios Altísimo, y ni tampoco ante Mi Hijo, Jesucristo.

De las enseñanzas de Mi Hijo que Él les dio y enseñó en vivo hace 2.000 años, apenas queda algo en este mundo en el que viven, porque el poder, la codicia, el dinero y la inmoralidad no es lo que Él les ofreció y nunca será aprobado por su Padre, Dios Altísimo.

Mi Hijo dio su vida por todos ustedes los que están aquí, por los que estuvieron aquí antes de ustedes y por los que vendrán después de ustedes, pero ¿qué valor queda de este regalo que Dios Padre les dio a través de Jesús en su mundo actual? Tanto se han alejado que ya no entienden las enseñanzas de Mi Hijo. Se quejan y claman por renovación, adaptación a su vida miserable en la que (casi) ya no hay nada que es sagrado para ustedes.

¿Qué les quedó de Mi Hijo, que tanto los ama, en su mundo y en sus corazones? Su Cuerpo Divino profanado y alejado, ¡Su Santa Iglesia desde el INTERIOR carcomido por el enemigo!

Un mundo «hermoso» se han creado allí, que es infestado por la desgracia, la tristeza y la depresión. Personas con corazones fríos logran obtener posiciones de poder, y muchos de ustedes los vitorean, quieren también estar allí, y no ven cuán alejado están del Camino Divino.

Hijos Míos, es una vergüenza vivir así, vergonzoso es su mundo de hoy. Un insulto a Dios Padre que los creó con tanto amor. ¿Cómo pueden ser tan fríos, rechazar el amor y deleitarse con sus actos vergonzosos, una vida de poder, sexo, dinero y avaricia?

¡Finalmente abran sus corazones y den la espalda a esta «vida desordenada»! Vuelvan a caminar por los senderos de Dios, porque solo así alcanzarán la vida eterna en paz, solo así gozarán de la misericordia de Dios a través de Mi Hijo, solo así escaparán de las trampas de Satanás y recibirán la paz eterna como recompensa.

¡Despierten, hijos Míos, despierten! Quien no se convierta a Mi Hijo nunca alcanzará las puertas del Cielo, quien no Le dé su SÍ a Mi Hijo, Él no podrá salvar porque su libre albedrío les ha sido dado para que ustedes decidan por ustedes, y aunque él (nota: «el libre albedrío») estuviese dirigido contra Dios, su Padre, no obstante, Él respeta la decisión de cada uno.

¡Así que despierten, Mis amados hijos, y corran hacia Jesús, Mi Hijo! Con mucho gusto les ayudo a encontrarlo, y la alegría en Mi Corazón es grande cuando Mis hijos Me llaman.

Yo, su Madre en el Cielo, prometo a cada uno de ustedes que les ayudaré y los guiaré a Mi Hijo, si eso es lo que quieren.

Pídanmelo y los guiaré. Que así sea.

Su Madre en el Cielo, quien los ama.