102. El que vive con el corazón alcanzará el Reino de los Cielos! — 16.04.2013

Mi hija. Mi querida hija. No te desesperes, todo estará bien. Ora, y se te dará a ti y a los tuyos. Nosotros, es decir Yo, su amada Madre en el Cielo y Jesús, Mi amado Hijo, los guiamos y los ayudamos, junto con todos Nuestros Santos Ángeles y los Santos, para que ustedes, Mis amados hijos, no tengan que sufrir y puedan ser testigos de los milagros de Mi Hijo y de su Padre Todopoderoso.

Mi hija. Todos ustedes desconocen el poder de la oración, y no hay nadie entre ustedes cuya fe sea tan fuerte que pueda «mover montañas». Mis hijos, cuanto más crean y dejan sus dudas a un lado y realmente crean en Nosotros, más se les dará.

Numerosos son los milagros que Mi Hijo quiere darles, numerosos los que ya ha hecho. Los hijos entre ustedes que realmente piden [con fe], que veneren a Mi Hijo, que Le den su lealtad y vivan con Él, es con ellos donde Él hará que sus milagros sucedan.

Ya está escrito en la Biblia que es por la fe que la gente ha sido sanada. Lean la Biblia, el Libro Sagrado de Dios Padre, y aprendan a entenderla. Las personas creyeron en Jesús y por su fe fueron sanados.

¡Crean, hijos Míos, crean! ¡A través de su fe y de su oración Mi Hijo puede hacer realidad todos sus milagros! Crean, confíen y sean buenos de corazón, eso es el camino que los lleva a Jesús.

El tema de la fe es mucho más extenso que lo que he tratado de explicarles aquí. Es muy extenso y muy profundo. Lo mismo es cierto para los milagros. Nunca traten de explicar a Dios y Sus secretos con su mente. Tienen que sentirlos, experimentarlos en su corazón, solo entonces podrán entenderlos. El que no siente con el corazón nunca comprenderá los Misterios Divinos, porque su mente no es suficiente para captar esta omnipotencia y grandeza. Solo su corazón puede hacer eso. Por lo tanto, el que vive con su corazón está cerca de Dios, pero el que vive solo con su razón todavía está lejos de Él.

Aprendan, hijos Míos, y entiendan. Solo su corazón los trae a Nosotros, a Mi Hijo. Con la pura mente, nunca podrán sumergirse en los grandes misterios de Dios. ¡Así que abran su corazón y comiencen a amar (otra vez)! ¡El que vive con el corazón alcanzará el Reino de los Cielos!

Que así sea.

Su Madre en el Cielo, quien los ama.

Gracias, hija Mía.