123. ¡Dejen que Dios entre en su vida! — 02.05.2013

Mi hija. Mi querida hija. Hoy es un lindo día. Quédate conmigo y escucha lo que tengo que decir:

Si ustedes, los hijos de Dios siempre actuaran con amor, si reconocieran que todos son hermanos y hermanas y que cada uno de ustedes anhela las «riquezas» de Dios, entonces, mis amados hijos, se ayudarían unos a otros en lugar de pelear, ustedes se abrazarían en lugar de golpearse y compartirían el uno con el otro en vez de atesorar cada vez más para sí mismos. El mundo sería un lugar maravilloso de unión alegre y amorosa, y su alma experimentaría la paz tan anhelada que tan urgentemente necesita para sentirse bien.

Mis tan amados hijos. Los amo tanto, los llevo a todos en Mi Corazón de Madre y a todos guiaré hacia Mi Santo Hijo, su Jesús, tan pronto como me lo pidan a Mí, su Santa Madre en el Cielo, porque no deseo nada más para ustedes que finalmente puedan vivir en el amor y la paz que Dios Padre, su Divino Creador, preparó para ustedes desde el principio de los tiempos.

Todos ustedes, Mis amados hijos, son hijos de Dios y no importa dónde se encuentren en su tierra hermosa, tierra creada por Dios para ustedes, TODOS ustedes son íntimamente amados por Dios Padre mismo, de Su más Sagrado de todos los Hijos, Jesús, y por Mí, su Madre en el Cielo.

Por favor, abran sus corazones para Nosotros, para Mi Hijo, para que Él pueda hacer Sus milagros en ustedes y en su alrededor y para que pueden lograr la paz que su alma necesita tanto. Confíen solo en ÉL, Jesús, y en su Santo Padre, su Creador, porque Ellos les dan lo más hermoso de todos los regalos, hacen que sus Gracias Divinas fluyan en ustedes y en todo el mundo y les envíen a ustedes y a todos los hijos Su Espíritu Santo, ¡para que se despierten y reconozcan!

Hijos Míos, si dejan entrar a Dios en su vida se apartarán de todo lo que el adversario les «ofrece», porque podrán distinguir entre el bien y el mal y serán inundados con tanta claridad que encuentren la fuerza para nunca más caer en las trampas del maligno, de ser atrapados, y finalmente podrán comenzar con la alegría y el amor tan anhelados y con Dios Padre y todos Sus Ayudantes Celestiales el Camino Divino a casa.

Que así sea.

Su Madre Cielo quien los ama.

Madre de todos los hijos de Dios.