156. Aceptación del tercer sufrimiento — 30.05.2013

Mi hija. Mi querida hija. Mi amadísima hija. Yo, tu Jesús, te perdono porque de todo lo que hiciste mal en tu vida ahora te has arrepentido y te purificaste. Es lindo verte crecer y acercarte más y más a Mí, al Cielo.

Te hemos enviado muchas pruebas. Por muchas estás pasando actualmente. Has aceptado Mi tercer sufrimiento. Nuevamente, te sentiste abandonada, no te sentiste apegada a Dios Padre, a pesar de que lo estabas en todo momento y sin entender lo que a ti, a tu cuerpo, está pasando actualmente.

Mi hija. Es Mi flagelación lo que estás experimentando. Fue horrible para Mí – y tú sientes lo que Yo sentí en ese entonces. Todas las lágrimas contra las que tu también estás luchado, también las lloré Yo, internamente por la humanidad y las pocas personas buenas que me brindaron alivio a través de sus buenos corazones.

Te sientes tal cual, ya por días. No sabías a qué te envié, pero lo aceptaste. Tenías que llorar esas lágrimas, y tenías que experimentar ese dolor, y tenías que sentirte perdida, ver el cielo y atravesar el infierno. Ahora se acabó.

Sientes los golpes que Yo sufrí como lesiones en tu espalda y estas ahora se sanan. Todo lo que sentiste Yo lo sentí en ese entonces, y al aceptar el tercer sufrimiento nuevamente te acercaste un poco más a Mí, a tu Jesús quien tanto te ama.

Ven a Mis brazos Santos y descansa ahora.

Te amo y el «estar desconectado» ha terminado ahora.

Tu Jesús Quien te ama.

Tengo planeado algo especial contigo, es por ello, Mi amadísima hija, que te está permitido experimentar Mi sufrimiento (Jesús sonríe).