253. Implórennos en todos momentos, ¡porque para eso estamos, para ayudarlos! — 01.09.2013

Mi hija, mi flor, que bueno que hayas venido. Hoy te quiero instruir a ti y a Nuestros hijos, porque muchos de ellos no están preparados. Muchos «están durmiendo» y no ven venir el fin del mundo actual. Muchos no quieren cambios porque tienen miedo, pero no se preguntan por qué es que tienen miedo, porque si confiaran en el Señor no habría sentimiento de miedo para ellos.

Vean, mis queridos niños, lo importante que es confiar en Nuestro Señor. ¡Quien escucha al Padre, quien LO ama, vive con ÉL, siempre estará cuidado y acogido! El que confía en ÉL y sigue a Su Hijo siempre sentirá el amor del Padre y del Hijo. Quien se involucre con ELLOS nunca caerá en miedo ni depresión, porque estará acogido y protegido, amado, cuidado y se le regalará alegría. Sentirá un amor grande y constantemente creciente, porque el amor del Padre, el amor del Hijo y la pureza del Espíritu Santo le serán dados constantemente, y el Padre enviará a Sus santos y ángeles, y así nunca más tendrá que seguir su camino solo.

El Padre provee para todo, Mis hijos, ¡PARA TODO en sus vidas! ¡Denle su SÍ al Hijo! ¡Corran a los brazos del Padre! ¡Vengan a la Madre de todos los hijos, Nuestra querida señora María, porque Ella los conduce al Hijo, ella intercede por ustedes ante el trono del Señor, ella envía Su San José y así recibirán ayuda y experimentarán alegría y milagros también en el mundo del trabajo y en la vida cotidiana!

Crean, Mis hijos, ¡y confíen! ¡Yo, su San Buenaventura, así como muchos, no todos los santos ya han experimentado todo esto durante su vida terrenal! ¡Les contamos cómo es la vida con el Cielo en la tierra, y Nuestros hijos elegidos como María de la Preparación Divina de los Corazones les proclaman Nuestra Palabra, Nuestra Sabiduría, Nuestra experiencia y Nuestro Amor, pero deben poner todo esto en práctica y VIVIRLO USTEDES MISMOS!

¡María sabe de las bellezas del Cielo, sabe de Nuestro amor, Nuestra alegría y Nuestra ayuda! Ella ha cambiado su vida completamente, y ella se ha puesto a Nuestro servicio por voluntad propia. Sin embargo, como la mayoría de ustedes y como muchos de Nosotros los santos, ella también solía llevar una vida «muy normal» y no sabía de estas maravillas que ahora se le permite experimentar. Ella dijo SÍ a Jesús, comenzó a confiar y su fe y un largo camino de preparación la condujo a Nosotros, a esta venerable obra y la llenó de un amor indescriptible.

Así que quien también quiera vivir con Nosotros en la tierra, quien es capaz de sentir, ver y quiera convertirse por su propia voluntad, ¡comience con el SÍ a Jesús! ¡Nosotros los ayudamos en cada etapa de su camino, pero siempre deben confiar y creer en Nosotros!

¡No que se haga SU voluntad, sino la voluntad del Padre! ¡De esta manera no sucede lo que USTEDES quieren que suceda, sino Dios Padre les dará el camino que necesitan para su «crecimiento», su «conversión», su «purificación», su «limpieza» y su «preparación»! Puede que haya etapas agitados, pero estos servirán a un propósito que por el momento sólo el Cielo conoce.

No se rindan fácilmente, ¡sino que aguántense! ¡Dejen que su confianza crezca cada vez más y que su fe sea cada vez más grande! Oren, Mis hijos, e implórennos en todos aquellos momentos que ustedes mismos no son capaces de interpretar, entender ¡porque para eso estamos! ¡Para ayudarlos, amarlo, deleitarlos, guiarlos y vivir con ustedes!

¡Vengan, Mis queridos hijos y empiecen a confiar en el Cielo! ¡Entonces comenzarán a recorrer este camino cada vez más hermoso hacia el Padre! Muchos milagros les sucederán, pero no tienen que «esperarlos», porque toda expectativa puede traer una decepción, sino que deben verlos, aceptarlos y regocijarse en ellos, no importa cuán pequeños, grandes o insignificantes sean para el mundo, porque son SUS milagros que Dios Padre les da porque ÉL los ama, se preocupa por ustedes y desea hacerlos feliz.

Así que empiecen este camino maravilloso y digan el primer SÍ a Jesús. ¡Pídanle a la Madre que los lleve a Jesús un poco más cerca cada día! ¡Diríjanse a Nosotros, a sus Santos Ayudantes, y crean en los ángeles del Señor! A través de ellos, muchos desastres se impedirán y se les dará alegría y regocijo. Comiencen el camino, vengan y corran hacia su Padre.

Los amo. Siempre estoy aquí para ustedes.

Su San Buenaventura.

Gracias, Mi hija. (Buenaventura y Jesús están aquí ahora).