303. ¡Nunca deben seguir a la multitud! — 10.10.2013
Mi hija. Mi querida hija. Buenos días. Yo, tu Madre en el Cielo, quisiera dirigir Mis palabras de gracias a ustedes, Mis amados hijos, porque muchos son ustedes que me honran, muchos son ustedes que oran por Mi y mi profanación que se aproxima, y mucho puede hacer Mi Santo hijo ahora con el consentimiento de Su Padre Santísimo, Nuestro Señor, creador del mundo y de todo el ser, para atenuarlo a fin de que Mi rostro santísimo sea preservado.
Mis hijos. Mi profanación será terrible, cruel y llena de tristeza para Mí, su Madre amada en el Cielo. A Mi hijo, que es cada vez más expulsado de sus iglesias, le duele mucho, y Su Sagradísimo Corazón sufre al tener que ver que Yo, Su Santa madre y madre de todos los hijos de Dios, soy tan despreciada y deshonrada por aquellos que «oficialmente» deberían preservar Su iglesia y Sus enseñanzas y transmitirlas de manera no adulterada.
Mis hijos. Se planean hechos crueles. Se acercan tiempos terribles. El sufrimiento en su tierra aumentará y se hará cada vez más, y la toma del poder por parte del diablo dejará señales visibles en su tierra y en su vida.
Una vez más les advertimos, Mis tan amados hijos, que NO deben caer en las trampas del diablo, ¡porque su falso profeta está mintiendo y engañándolos! Habla con «lengua bífida», todo lo que dice es comparable a las dos hojas de una espada, es decir, (lo dicho) se puede glosar, interpretar como a uno le convenga y guste, ¡y lo que está detrás comprenden pocos de Nuestros amados hijos!
¡Así que tengan cuidado y estén siempre en guardia, porque lo que se les presenta desde la posición más alta de la iglesia, no es más que un juego fraudulento y ya no tiene absolutamente nada qué ver con la verdad de Mi Santo Hijo!
¿Cómo pueden ustedes, Mis amados niños, verdaderamente creer que una persona advenediza esté autorizada para cambiar la palabra del Hijo, que está en unidad con la palabra de Su Padre en el cielo? ¿Cómo pueden aplaudir y seguir una persona advenediza cuyas declaraciones son tan confusas y engañosas?
¿No ven el peligro acechando detrás de esto? ¿No ven la mano diabólica que ha preparado todo esto durante décadas y siglos? ¿No lo ven, Mis amados hijos?
¡Debe abrir sus ojos y oídos para protegerse a sí mismos y proteger a todos sus seres queridos! Tienen que ver y escuchar, ¡y nunca deben seguir a la multitud! Deben escuchar su corazón e implorar al Espíritu Santo que ÉL les muestre el camino de la verdad, guiarles y darles claridad.
De lo contrario, Mis queridos hijos, podrán fácilmente perderse, porque sin la verdad en su corazón, serán envueltos, adormecidos y velados por los velos del diablo, para que la verdad no llegue a ustedes, mientras la mentira les podrá ser vendida como la verdad.
Así que tengan cuidado y estén siempre en guardia. El cielo está a su servicio, así que diríjanse a Nosotros y manténganse fieles a Mi hijo. Amén.
Su Madre en el Cielo quien los ama.
Madre de todos los hijos de Dios. (Jesús está sonriendo.)
«Amén, les digo esto:
¿Quien no esté atento y se deja llevar,
quien no se dirige hacia Mí y (no) me de su SÍ tendrá tiempos malos y quedará atrapado en el lío del demonio.
Entonces, oren por claridad y verdad y pureza, porque así es como el Espíritu Santo puede obrar en ustedes:
Oración No 29: oración por claridad y pureza
Oh, Mi señor, te amo mucho. Te doy mi lealtad, así como mi amor por Ti.
Ahora ven también Tú, Mi Espíritu Santo, e ilumina mi corazón con la verdad. Llénalo con el amor Divino y dame claridad y pureza.
Oh, Mis ayudantes celestiales, vengan también ustedes a mi lado. Ayúdenme a mantenerme claro y puro y sálvenme de las trampas del enemigo malvado.
Amén.
Rezar esta oración guiará a cada uno a través de estos tiempos que ahora son tan confusos y llevan a perderse.
Mantendrá el corazón de cada uno quien la ora – por sí mismo y por los demás – en pureza y amor, y los protegerá de las trampas del diablo.
Órenla, Mis amados hijos, diariamente, porque los protege de la decadencia de la fe, la decadencia de la verdad. Que así sea.
Los amo.
Su Jesús con Mi Santísima Madre.
Amén.