426. ¡Es su elección dónde quieren pasar la eternidad! — 27.01.2014

Mi hija. Mi querida hija. Siéntate conmigo y escucha lo que tengo que decir a Nuestros hijos hoy:

Su vida en la tierra está llegando a su fin, y es su elección dónde quieren pasar la eternidad. El Señor los ha dotado de libre albedrío, así que úsenlo de tal manera que salven su alma, porque sólo a quien elija a Mi Hijo se le concederá la eternidad al lado del Señor, pero quien continúe en la diversión, el pecado y el vicio, él quien no profesa su fe en Mi Hijo, quien LE niega su SÍ y prefiere una vida de lujo e impiedad, a él que se le diga que su alma sufrirá, pues el diablo se la robará, ya que no ha profesado su fe en Jesús y, por tanto, es presa fácil para los demonios del inframundo.

A la hora de su muerte vendrán cuando entonces él (el hombre) esté indefenso y confundido, y como no quiso saber nada de Jesús, no se preparó a sí mismo y a su alma para el Señor, será atrapado por los demonios del inframundo que lo empujarán directamente al lago de fuego. El infierno será su morada y allí arderá hasta que pasen los 1000 años de paz. Después de eso, habrá otra vez la posibilidad de decisión, pero todavía no se puede revelar más al respecto.

Ahora piensen bien, ustedes impíos y blasfemos, cuán largos son mil años. Su vida terrenal no es nada comparada con esto y ya ésta les parece larga y miserable. Por lo tanto, quien esté en su sano juicio, que profese su fe al Señor ahora, porque sólo con ÉL alcanzarán el Nuevo Reino y la eternidad al lado de Nuestro Padre.

No lo piensen más y denle su SÍ a Jesús, porque pronto ya las tierras se hundirán y el pecado será quemado, y quien no lleve el Santo Sello de Dios sufrirá graves necesidades.

Arrepiéntanse, hagan penitencia y profesen su fe al Señor, entonces también su alma tiene derecho a la eternidad con el Señor, pero de lo contrario será el infierno en la desgracia y la vergüenza y el tormento lo que determinará su eternidad.

Que así sea.

Profesen su fe en [reconozcan a] Jesús como su Salvador, y conviértanse en hijos alegres y felices del Señor. Amén.

Su Madre en el Cielo y el Ángel del Señor. Amén.