476. ¡La gran guerra está casi a sus puertas! ¡Sólo su oración podrá detenerla! — 13.03.2014

Mi hija. Ven a Mis brazos y descansa Conmigo. Te amo, Mi tan amada hija. Sé fuerte y persevera. Tu Jesús. Por favor, diles lo siguiente a los hijos de la tierra hoy:

Su vida es efímera y son sólo sus valores interiores los que cuentan. Así que quien se pierda ante el demonio, se entregue a él y se complazca en lo exterior, quien no se prepare, se purifique y desarrolle el potencial espiritual, nada quedará de él en la eternidad, porque ha disfrutado de los bienes del demonio toda su vida, pero no ha preparado su alma para la eternidad.

Mis hijos. Despierten, porque el brillo y la apariencia no les traerán a Mí, su Salvador, sino a los brazos del diablo, que los pisoteará en cuanto dejan esta tierra.

Vengan a Mí, Mis hijos, ¡y prepárense por fin para Mi regreso! Yo, su Santo Jesús, ¡salvaré y redimiré a todos! ¡Los liberaré de todas las trampas del maligno y cuidaré de ustedes! ¡Pero deben darme su SÍ para ello y empezar a reconocer la verdad! El glamour, la apariencia, la riqueza y la belleza no son bienes que les abrirán las puertas del Cielo; el amor, la humildad, la pureza y la fe, en cambio, los llevarán primero a Mí, su Jesús, y luego al Padre.

Mis hijos. Estén preparados para Mí, porque muy pronto estaré ante ustedes. No tengan miedo entonces, sino ¡corran hacia Mí! Vengan a Mí e inclínense ante Mí, así podré bendecirlos a cada uno de ustedes y Mi amor fluirá a través de ustedes. Estarán preparados para Mí, sin miedo, sin timidez, sin preguntas, ¡pero con profunda confianza y fe!

Mis hijos. El tiempo es muy urgente. Más y más guerras ahora están por intensificarse, así que ¡contra ello con sus oraciones! ¡Oren mucho y con fervor! ¡Oren en cada minuto libre! Oren sin importar dónde estén.

Escucharé cada oración y prometo que, si suficientes hijos oran por la paz en el mundo, enviaré mitigación a la tierra para calmar y ablandar los corazones de aquellos que son indignados y pendencieros, obsesionados con el poder y violentos.

Iluminaré con Mi luz los que llevan las decisiones de la guerra o de la paz, y así alejaré de ustedes mucho mal.

Oren, Mis hijos, oren, ¡porque la gran guerra está casi a sus puertas! ¡Sólo su oración podrá detenerla! ¡Sólo su oración tiene el poder de detenerla! Así que oren, Mis hijos, oren, porque la mayor miseria aún no ha comenzado.

En el más profundo amor,

Su Jesús que tanto los ama.

«Oren, Mis hijos. Su oración les ayudará». Dios Padre.