92. Ustedes creen que todo podría seguir como es ahora en su tierra, pero ahí están seriamente equivocados — 09.04.2013

Mi hija. Mi querida hija. Llegará el momento en que todo lo que están haciendo ahora ya no será importante.

Mi hija. Yo, tu Madre en el Cielo, he venido a decirte lo siguiente para todos Nuestros hijos: Preparen sus almas, Mis amados hijos, porque llegará el día cuando solo aquellos que son puros de corazón serán recibidos por Mi Hijo, Jesucristo, para entrar en el Paraíso Sagrado.

Mis hijos, para quien no sea puro en cuerpo, mente y alma será particularmente difícil, porque allí, donde el cielo se fusiona con la tierra, se otorgará entrada solo a quien sea de corazón puro y abierto, y que ha dado su SÍ a Mi Hijo.

Hijos Míos, ustedes creen que todo podría seguir como es ahora en su tierra, pero ahí están seriamente equivocados. Dios Padre ha hecho predecir estos tiempos, porque ÉL no permitirá que tantos de sus amados hijos sean empujados hacia el abismo terrenal. Empujados por sus hermanos y hermanas que, en lugar de preocuparse por todos los hijos de Dios, solo piensan en su propio bien. Están cerca de “hundirse” y cada uno está tratando de sacar el máximo provecho para sí mismo, de tener aún más y no hundirse en el tirón del diablo, quien hace que aún aumente su codicia y que aún más pisoteen a los «pequeños» entre ustedes.

¿Qué mundo se han creado? ¿Quién quiere seguir viviendo en este mundo, lejos de lo bueno y sin moralidad, sin la mano guía de Dios que no aceptan?

Ustedes florecen en la avaricia de querer tener aún más, se dejan admirar por su «posición» en la sociedad, por su «riqueza» y no ven cómo están «comiendo» de las manos del diablo, quien ha girado su moralidad, quien ha retratado el pecado como algo aceptable e incluso como algo bueno, y quien los ha cegado para no ver el amor que Dios Padre les ha dado a cada uno de ustedes. Este es un Amor Responsable que deberían emplear para sus hermanos y hermanas, para ayudarlos, hacerlos «iguales», es decir, respetarlos, reconocerlos, servirlos y tratarlos con dignidad.

En este mundo que se han creado, hay poco que todavía complace a Dios Padre. Pero como Él ve cuán perdidos y confundidos están sus criaturas hoy, Él les da la oportunidad de convertirse. Es por eso, que hoy en día hay tantos hijos videntes en su mundo que proclaman Su Santa Palabra. Acéptenla. ¡Crean en las profecías y conviértanse! Entonces, Mis amados hijos, también ustedes tendrán la oportunidad de entrar en la Jerusalén prometida y disfrutar de la verdadera vida. Que así sea.

Su Madre en el Cielo.