115. ¡Vuelvan a ser como los niños, desechando todo de su vida lo que no viene de Dios! — 26.04.2013

Mi hija. Mi querida hija. Hay tanto en su mundo que se ha infiltrado del maligno – maquinaciones que sirven para hacer que los hijos de Dios sufran e incluso sean aniquilados. Si ellos, los seguidores del maligno supieran cuánto se dañaban a sí mismos, se arrepentirían inmediatamente y harían penitencia y repararían cualquier daño que hubieran hecho alguna vez a otra persona y, más que eso, se humillarían ante sus hermanos y hermanas como lo hizo el publicano en la Biblia, para volver ser digno en la presencia de Dios.

Mis hijos. Todo el sufrimiento que cada uno de ustedes experimenta lo debería ofrecer como sacrificio y entregarlo a Dios Padre, Nuestro Padre. Entonces su sufrimiento disminuirá, porque Dios el Altísimo lo «transformará» y así puede regresar como amor al quien previamente lo había ofrecido a Él, a Dios el Padre.

En situaciones que son difíciles para ustedes deberían llamar a Jesús. Entréguenle todo lo que no puedan «cargar» ustedes mismos. Él los liberará de la «carga de la vida cotidiana». Cada vez más se acercarán a Él, cada vez más sabrán dejar que Él, su Jesús, sea parte de su vida, y cuanto más se abran a Él, cuanto más lo incluyan en su vida y realmente Le den un lugar firme en su corazón, a su lado, entonces más íntima será su relación, su unión con Él, y más sentirán Su apoyo Divino: el amor, la alegría, la felicidad en su vida que solo Él puede darles así como el cuidado por ustedes, para cada uno que se abra a Él y comparta su vida con Él, un cuidado que les dará todo lo que necesitan para vivir en su tierra.

Mis queridos hijos. Hagan espacio para Jesús y Dios el Padre en su vida, y les prometo que no importa lo que el maligno con sus grupos planee y ejecute contra los hijos de Dios, no disminuirá su entusiasmo por la vida. Quien vive con Mi Hijo, puede aceptar todo con alegría. El que aún estuviese triste será consolado por Él, y su alma, su corazón se llenarán de amor y alegría. A quienes se impongan «cargas», Él las llevará.

Mis queridos hijos. Si supieran cuán hermosa, fascinante y plena es una vida con Jesús, dejarían todo, solo para seguirlo, para poder estar con Él. ¡Pero ni siquiera es necesario hacer eso, porque JESÚS VIENE A USTEDES!

Mis hijos, mis queridos hijos. Comiencen a dejar que Jesús entre a su vida. Desescombren y denle a Jesús un lugar en su corazón y a su lado. Verán, sentirán cuán positivamente cambia su vida, y experimentarán una alegría que muchos de ustedes tuvieron por última vez cuando eran bebés.

¡Vuelvan a ser como los niños! Es decir, ¡desechen todo de su vida, de sus corazones lo que no viene de Dios! Así también ustedes volverán a experimentar las Glorias Divinas en sus corazones, que solo Dios Padre y Su Hijo pueden darles. Pero deben hacer espacio en ustedes, porque en muchos de ustedes se ha acumulado tanta ira, desilusión, estancamiento y, a menudo, incluso odio y envidia, que ya no hay lugar para los regalos de Dios.

¿Entienden ahora, Mis amados hijos, cuán importante es estar siempre en el amor? ¿Ven lo importante que es ser puro de corazón? Así que tiren todo lo que solo pueda venir del maligno «por la borda» y háganse amigos de Dios Padre y Su Hijo. Ellos llenarán sus corazones de amor y paz. Redescubrirán la Alegría Divina, y toda su vida cambiará por completo para el bien.

Volverán ser resistentes contra todo el mal, y el mal no lo llegará a ustedes, porque quien viva con Dios Padre y Su Hijo, todos los Siervos Santos estarán a su lado, y el Santo Arcángel Miguel siempre mantendrá su escudo delante de ustedes, y ningún demonio más obtendrá poder sobre ustedes.

Mis hijos. ¿Que están esperando? Así como en la primavera limpian sus casas hasta que todo brille, ¡así deben hacerlo con su corazón! ¡Despejen y saquen el brillo en ustedes e inviten al cielo a visitarlos! Entonces, Mis queridos hijos, Dios el Altísimo y Jesús, su Redentor, tomarán lugar en sus corazones y se mudará un amor maravilloso hacia ustedes que los cambiará a USTEDES y SU ENTORNO por completo de una manera positiva.

Que así sea, Mis hijos.

Los amo mucho.

Su Madre en el Cielo.

Madre de todos los hijos de Dios.

Gracias, Mi hija. (Jesús también está aquí.)