185. Es de suma importancia que sigan el llamado de Mi Padre — 27.06.2013

Mi hija. Mi querida hija. Tu oración era necesaria. Tantas misas impías se celebran por Nuestros hijos apostatas, es por ello que llamamos a ustedes, Nuestro Ejército Remanente, para que actúen en contra, porque de lo contrario se perderían millones de almas, y por sus horas de oración en las intenciones de Jesús y por la salvación de las almas ustedes están actuando en contra de estas misas ocultas, de esta forma se pueden salvar a muchas almas que, de lo contrario, el diablo habría arrastrado a la condenación.

Jesús los necesita más que nunca. Su oración es el camino que salva almas. Si actúan en contra de estas Misas viciosos, rezando sus Rosarios mientras perduran estas misas negras e impías, ofreciendo su tiempo a Dios Padre, entonces las almas perdidas no se perderán y el lado oscuro satánico pierde su poder.

Oren, hijos Míos, oren. Oren siempre cuando los llamemos. Solo así es como Mi Santo Hijo puede salvar aún muchas más almas. Solo así su mundo mantendrá la luz de Dios.

Así que oren, Mis amados hijos, y confíen en Mi Hijo. Entonces aún millones de millones de almas más serán salvadas hasta el día en que ÉL regrese desde la altura del cielo con todas las señales y Él los llevará consigo -después de la batalla final, la batalla de todas las batallas, donde Satanás se arrojará al lago de fuego y perderá todo poder sobre ustedes- ​a Su Reino donde vivirán en paz eterno y verdadera alegría.

Porque cuando se haya peleado la última batalla, se creará el Nuevo Mundo, un mundo en que el cielo y la tierra se fusionan y donde el amor que todo lo abarca se convierte en el regalo para todos y donde experimentarán las glorias tan anheladas de Dios Padre, su Creador.

Aguántense y estén preparados en todo momento, porque la oración es su arma más poderosa en esta lucha por almas.

Que así sea.

Su Madre en el Cielo quien los ama.
Madre de todos los hijos de Dios.

 

Mi niña. Mi hija.

Es de suma importancia que sigan el llamado de Mi Padre.

La batalla por las almas ha comenzado, y los seguidores de Satanás están en el proceso de arrojar miles y millones de almas a la condenación. Usan misas oscuras e impías para rendir homenaje a la bestia, porque así sus almas se vuelven cada vez más negras, sus intenciones cada vez más crueles y sus actos pecaminosos y sucios.

No se dejen desanimar porque Yo, su Jesús, siempre estoy con ustedes y, a través de la Santa Oración, especialmente sus Rosarios, evitan mucho mal y ayudan a salvar estas almas que, de lo contrario, habrían sido devoradas por Satanás, y ayudan a darles esperanza a una eternidad en el Reino de Dios Padre.

Mis hijos. Mis hijos tan amados por Mí. ¡Siguen orando y sean fuertes! El tiempo del fin ha comenzado y el tiempo pronto acabará. Así que, sigan orando y sean ustedes Mi Ejército Remanente. Porque ganaré el Día de la Decisión y llevaré conmigo a todos los que son leales y entregados a Mi.

Gracias, Mis hijos.

Su Jesús quien los ama.

 

«Mi hija.

Dile al mundo que los amamos y que no queremos perder a ni uno de Nuestros hijos. Todavía hay tiempo para la conversión, sin embargo, pronto todos tendrán que haber tomado una decisión. Que así sea.

Su Madre en el Cielo quien los ama.»

 

Explicación y visión:

Recé el rosario hasta las 6 h. de la madrugada, una y otra vez. Alrededor de las 6 a.m. vi lo siguiente: 

Innumerables almas parados en el borde del infierno que, a través de la misa negra, iban a ser empujadas al abismo. Luego vi cómo la oración en las intenciones de Jesús, para la salvación de almas y el ofrecimiento del tiempo de oración como sacrificio, similar como en el juego tira y afloja, preservó estas almas de la caída al abismo. No fueron devorados.

Casi exactamente a las 6 a.m. vi la disolución de la misa negra y me sentí aliviada, me dio sueño y finalmente se me permitió dormir después de pasar horas rezando -por la duración de la misa y un poco más- la coronilla de la Divina Misericordia. 

(Ésta fue la segunda noche consecutiva que fui llamado a rezar el Rosario para actuar en contra de la celebración de misas negras, a rezar, a partir de las 2:20 a.m. hasta las horas de la madrugada).