278. ¡Ustedes son una nación de la «edad de hielo», porque sus corazones son fríos! — 18.09.2013

San Buenaventura triste:

El estado de su mundo Me entristece. En lugar de ayudarse mutuamente, de estar ahí el uno para el otro, prefieren hacer «lo suyo», viven como quieran y así causan un gran sufrimiento.

Ya no se ayudan entre sí, condenan a los demás sin cuestionar nada, son «auto-relacionados» [se preocupan de sí mismos] y ya no saben cómo vivir juntos sin peleas, sin odio y sin envidia.

Es una verdadera lástima lo que le está sucediendo a su mundo, porque es hermoso. Creado por nuestro Señor y Maestro, el Creador de todo el Ser. No lo cuiden, no lo respetan, así como tampoco honran a Dios, no LO respetan y no se aman ni se respetan mutuamente.

¡Ustedes son una nación de la «edad de hielo», porque sus corazones son fríos! Un corazón que no tiene amor por sus prójimos, que no tiene amor por su tierra en la que vive y no tiene amor por su Padre Celestial sólo puede congelarse, porque es el amor el que lo calienta, es el amor que lo hace sentir bien, es el amor que lo hace sentir protegido y que le da paz y bienestar.

Mis hijos. Sin amor no son dignos de la vida, sin él se destruirán a sí mismos y a sus hermanos. Sin amor no encontrarán el camino hacia el Padre y sin amor el diablo se apoderará de ustedes, es que si no lo ha hecho ya.

No se dan cuenta, no quieren verlo, pero donde el corazón se ha enfriado, el diablo ya se ha metido. ¡Así que miren en su corazón! ¡Analicen sus sentimientos! Si no son de puro amor, entonces deben cambiar y pedir ayuda para volver a encontrar el camino del amor divino. Tienen que caminarlo y quedarse en él y Nosotros, sus santos y ángeles y todo el Cielo unido, estamos ahí para ayudarlos.

¡Llámenos y los guiaremos! Nosotros les brindaremos protección contra el maligno y los llevaremos a Dios Padre, porque quien nos lo pida, a él le ayudaremos.

Que así sea.

Su Buenaventura quien los ama.

Vete ahora. Amén.

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«Jesús está aquí para ustedes». (Buenaventura sonríe amorosamente.)

«Es importante que escribes Nuestra palabra para que muchos hijos puedan oírla. Continúa haciendo tu trabajo tal como lo has hecho hasta ahora y ven a Nosotros más a menudo. Te daremos el tiempo, ya verás, porque tu día será organizado por el Cielo, por Nosotros. Cree y confía, porque así será.

Tu Madre en el Cielo.»

 

La Madre de Dios con el Jesús muerto en sus brazos:

«Llevo el dolor del mundo dentro de Mí. Lo que fue infligido a Mi Hijo hoy en día todavía atraviesa Mi Sagrado Corazón maternal. Por lo tanto, sean buenos los unos con los otros y acudan a ÉL, porque de lo contrario todo habrá sido en vano. Su María. Mi sufrimiento continuará hasta el día de la conversión de todos los hijos de Dios.”

 

El niño Jesús con los brazos abiertos:

«Siempre estaré aquí para ustedes. Así es y así será para siempre. Amén. Su Jesús.»

 

Jesús en la cruz:

«Mi muerte en la cruz es su redención, su liberación del pantano del pecado. Acepten Mi sacrificio y vengan a Mí porque los espero y quiero regalarles las riquezas de Mi Padre. Su Jesús Quien tanto los ama. Amén.»