98. Gracias abundantes — 12.04.2013

Mi hija. Mi querida hija. Yo, tu Madre en el Cielo, estoy aquí para decirte: para todos Nuestros hijos hay una gran recompensa, porque quien acepte un sufrimiento por Mi Hijo y lo haga con alegría, se podrá alegrar del amor que Mi Hijo le dará.

Mi hija. Mi Hijo da Sus gracias a todos Sus hijos, y también Su amor es igual para todos los hijos, pero quien acepte un sufrimiento por Él experimentará esta maravillosa fusión, este amor indescriptible, esta amabilidad y unión con Mi Hijo. Es un momento maravilloso para aquellos que soportan Sus sufrimientos con alegría, porque es como si se convirtieran en uno [con Jesús].

Es esta experiencia la que hace que la aceptación de los sufrimientos para Mi Hijo sea un evento tan maravilloso, que estas personas incluso están felices en el sufrimiento, y más: están felices por estos sufrimientos porque se han unido con Jesús, Mi Hijo.

Quien aún no han tenido tal experiencia podría tener dificultades para entender eso, sin embargo, Mis amados hijos, siempre piensen en aquellos que han tenido un semblante brillando a pesar del dolor, quienes han asumido dolores y cargas y que estaban felices haciéndolo. Su historia de los santos está llena de tales almas, y todos han tenido esta unión con Mi Hijo.

Es maravilloso estar tan cerca e íntimamente unido con Mi Hijo, pero respetamos a todos los que no quieren eso para sí mismos. No todos Nuestros hijos están creados para aceptar un sufrimiento para Mi Hijo, así que no se desesperen ni tampoco se asusten. Mi Hijo tiene sus gracias preparadas para cada uno de ustedes y sepan que su oración hará mucho bien.

Mis hijos. Mis amados hijos. Nosotros amamos a cada uno de ustedes, y cada uno de ustedes Nos da alegría con sus oraciones, sus buenas obras, su SÍ a Jesús, Mi Hijo. Quien desea aceptar sufrimiento para Mi Hijo, por la salvación también de aquellas almas que ya parecían perdidas, que le dé su SÍ a Mi Hijo por ello. Quien no puede, quien no lo quiere, que continúe ayudando en la oración y con todo el bien que hace.

Yo, su Madre en el Cielo, los llamo para servir a Mi Hijo como mejor puedan y prometo que sus sacrificios serán recompensados. Gracias abundantes descienden sobre aquellos que sufren con Él, gracias abundantes también para aquellos que se mantienen fieles a Él, que lo defienden. Gracias abundantes para todos aquellos de ustedes que oren diligentemente y gracias abundantes para todos aquellos que son perseguidos, torturados, burlados y abusados ​​en Su nombre.

Mis hijos. El tiempo está llegando a su fin. Hacemos un llamado a todos Nuestros hijos para que oren, para que acepten los sufrimientos de Mi Hijo, para que mantengan funcionando las Santas Misas y para la fidelidad devocional a Mi Hijo.

Desde el corazón les agradezco por seguir Mi llamado, como mejor puedan.

Su Madre en el Cielo quien los ama.

Madre de todos los hijos de Dios.

97. Cuanto más sufrimiento todos ustedes acepten, más almas aún podrá salvar Mi Hijo — 12.04.2013

Mi amada hija. Yo, tu Jesús, te agradezco desde el fondo de Mi corazón que también hayas aceptado este sufrimiento por Mí, y que lo llevas visiblemente.

Sé lo doloroso que es para ti, tan doloroso también fue para Mí. El miedo que sentiste ayer es el miedo que sentí en ese entonces. Miedo, angustia, sufrimiento y dolor irrigaron también a través de Mí cuando Me pusieron la corona de espinas, y la espina atravesó Mi ojo derecho. Una pena extrema, una incertidumbre, la pregunta del por qué, y el entendimiento de que en un pequeñísimo instante todo cambia, sin que uno hubiese podido evitarlo, sin que siquiera alguna vez uno lo haya esperado.

Mi hija, te amo mucho y te otorgo Mi curación, pero como también fue el caso con el primer sufrimiento que aceptaste para Mí, también este segundo sufrimiento permanecerá, porque así es como estás lo más cerca de Mí. Tu ojo sanará, sin embargo, la espina permanecerá tal como lo sientes con el primer sufrimiento.

Mi hija, no tengas miedo. Cada sufrimiento te acerca un poco más a Mí, y a través de tu sufrimiento puedo salvar las almas que se consideraron perdidas. Que este conocimiento sea un consuelo para ti, y ven siempre a Mis brazos. Te voy a abrazar y guiar y estar muy cerca de ti.

Confía en Mí, en tu Jesús. Te amo. Amén.

Madre de Dios: mi hija. Mi Hijo está muy contento de que también hayas aceptado este sufrimiento, porque ahora Él puede salvar a las almas que ya parecieran perdidas.

Son almas que pertenecen a aquella mitad de los que habrían sido empujados a la condenación durante la gran división. Ahora también ellos tienen una oportunidad de vida eterna, y esto se hace posible gracias a la aceptación de tales sufrimientos por Jesús.

Cuanto más sufrimiento todos ustedes acepten, más almas aún podrá salvar Mi Hijo. Hijos Míos, este tiempo de sufrimiento será corto. Porque pronto Mi Hijo descenderá del cielo y redimirá a todos Sus hijos fieles.

¡Así que crean en Jesús, Mi Hijo! Entréguense a Él, tal como lo han hecho muchos de Nuestros hijos videntes, y ayuden a salvar tantas almas como sea posible.

Yo, tu Madre en el Cielo, les doy las gracias por esto y espero con alegría el día en que todos vivamos unidos en el Nuevo Mundo.

Que así sea.

Tu Madre en el Cielo.

96. La espina en tu ojo — 12.04.2013

Mi hija. Mi querida hija. No te desesperes y acepta todo lo que se te envía. Con tu dolor, ayudas a Mi Hijo a salvar más almas aún, y a través de este sufrimiento, que también Mi Hijo ha experimentado, te acercas a Él más aún. Nunca te enviaremos más de lo que puede llevar, ten claro eso, hija Mía. Yo, tu amada Madre en el Cielo, siempre estoy contigo y te quiero mucho. La espina en tus ojos es un signo de la devoción absoluta a Mi Hijo. Tú, Mi amada hija, no estás consciente de esto (Jesús). Mi Hijo Jesús desea que ustedes, quienes se consagren a Él, compartan Sus dolores, Sus sufrimientos y tú, Mi amada hija, ya has aceptado dos de Sus sufrimientos. Ahora puedes dar a conocer esto, porque ahora ha llegado el momento de dar a las personas una visión más profunda de tu vida con Nosotros, con Jesús.

Mi hija, mantente siempre fuerte. SIEMPRE estamos a tu lado, pase lo que pase, independientemente de cuán fuertes sean los ataques contra ti y tus hijos, y también contra tu esposo, porque TODOS ellos sufren, aunque sea de manera muy inconsciente, con los ataques, y Satanás no exceptúa ni siquiera los pequeños inocentes. Está consciente de esto. Siempre los protegeremos, cree esto y confía. Descansa ahora. Te amamos mucho, hija Mía, Mi Hijo Jesucristo y Yo, tu Madre en el Cielo. No tengas miedo y confía. Mi hijo solo te da tanto como puedes cargar, y si la carga fuese demasiado pesada, entonces es Él Quien te ayuda a cargarla. No te olvides de esto.

Te amo.

Tu Madre en el Cielo.

95. Muy pronto el cielo se abrirá y las señales serán visibles para todos en el horizonte — 09.04.2013

Mi hija. Mi querida hija. Sabemos lo difícil que es para Nuestros hijos resistir los tiempos de hoy, por eso estamos aquí para ustedes, para ayudarlos, guiarlos y fortalecerlos.

Ahora se coloca una gran carga sobre todos los hijos de Dios. Todo lo que no puedan llevar, dénselo a Mi Hijo. Él se lo entregará a Dios Padre, los envolverá a ustedes en amor y les dará confianza. Quien viva con Mi Hijo lo tendrá más fácil, porque el caos de su mundo no trae ningún bien para Nuestros hijos.

Siempre sean fieles a Mi Hijo y recurran siempre a Él, para que Él pueda intervenir donde se necesite ayuda y consolarlos cuando estén tristes. Él cuidará de todos Sus hijos y les dará la paz eterna. Ámenlo, hijos Míos, y su alegría será grande. Nunca tengan miedo y confíen en Él, entonces las promesas se harán realidad y SU Reino les estará asegurado.

Vengan, Mis amados hijos, ¡vengan! Ya pronto, muy pronto el cielo se abrirá y las señales serán visibles para todos en el horizonte, y Mi Hijo vendrá como está escrito, en lo alto del cielo con todas las señales, y todos Lo verán, pero solo quienes realmente Lo aman esperarán este día con alegría.

Mis hijos. ¡Levántense y estiren su mano a Jesús! ¡Denles su SÍ y sean fieles a Él! Entonces, Mis amados hijos, la alegría también será grande para ustedes cuando Mi Hijo venga y le ponga su fin al maligno.

Alégrense, porque la salvación es inminente. Acepten todas las gracias que Mi Hijo quiere darles ahora, y prepárense para un tiempo maravilloso cuando el mal sea destruido y el amor y la paz tomen su lugar para siempre. Que así sea.

Su Madre en el Cielo.

Gracias, hija Mía. Sé lo cansado que estás. Gracias.

94. Creen el amor en ustedes … — 09.04.2013

Mi hija. Sus días aquí en la tierra están contados. Intenten pasarlos en paz, de lo contrario sufrirán. Cualquiera de ustedes quien es atacado o quien se siente atacado y luego no se queda en el amor, sino que «golpea de vuelta» es indigno de entrar en el Reino de Mi hijo. Deben mejorarse, Mis amados hijos, porque no hay ninguno entre ustedes que sea libre de pecado.

Oren, confiésense, hagan penitencia y sean amables el uno con el otro. Si ya están «en guerra» en lo pequeño y están en mal y enojados el uno con el otro, ¿cómo entonces quieren superar los grandes desafíos?

¡Creen amor en ustedes y en el alrededor suyo! ¡Quien está rodeado por el enemigo, quien está atacado constantemente, que se dirija a mi hijo!

Es tan difícil para ustedes de permanecer en paz tan pronto como disturbios vienen de afuera. Permanezcan siempre en el amor y oren unos por otros. Cuando se den cuenta de que estén «enervado», «enojado» y no en el amor, entonces recen esta oración:

Oración No. 14: – Oración por la protección contra los actos malvados

Queridísimo Jesús, quiero ser Tuyo por los siglos de los siglos.

Ayúdame ahora a actuar con amor, y no permitas que la serpiente malvada obtenga poder sobre mí.

Amén.

 

En relaciones con otras personas agreguen esto:

Santa María, Madre de Dios, aplasta ahora la cabeza de la serpiente y líbrame a mí y a_____________ (nombre de la persona) de ella.

Danos amor y confianza y sana nuestras heridas.

Amén.

 

Mis hijos. Recen esta oración. Los protege de las malas acciones y los lleva de vuelta al amor. Rezado en conjunto con otra persona, ayuda a sanar sus relaciones.

Gracias, hijos Míos, por seguir Mi llamado.

Su Madre en el Cielo.

93. Amén, eso les digo… — 09.04.2013

Mi hija. Mi querida hija. Yo, tu Jesús, he venido a prometer a cada uno de Nuestros hijos lo siguiente:

Quien venga a Mí, tendrá la vida eterna.
Quien sea fiel a Mí, lo llevaré Conmigo al final de los días.
Quien Me ame, lo cuidaré.
Quien Me de su SÍ y realmente confíe, no necesita preocuparse porque Yo, Jesucristo, entonces lo cuido.
Que así sea. Su Jesús.

Amén, eso les digo, quien Me rechaza a Mí, su Jesús, quien Me niega, escupe y pisotea, lo seguiré y le daré Mi luz, hasta que él también crea en Mí. Porque esta chispita de esperanza, que luego se inflama en su corazón, puede llevarlo a Mí. Pero si no toma su oportunidad y luego no Me dé su SÍ, lo dejaré de lado, porque entonces vio la luz y no la quiere, se condena a sí mismo, y entonces no podré hacer nada por él.

Amén, eso les digo. Quien no crea en Mí, ahora Yo les doy esta oportunidad de conocerme y amarme. Con Mi Divina Luz, iluminaré sus corazones y muchos de ustedes me encontrarán, pero aquel de ustedes quien aún ahí Me rechace, que se pierda porque entonces no podré hacer nada por él.

Les regalaré amor, iluminaré sus corazones con Mi Luz Divina. A cada uno que venga a Mí, lo amaré y lo llevaré Conmigo a Mi Nuevo Reino. Sin embargo, quien Me rechace aún ahí, que sea su propio juez, porque no podré hacer nada por él.

La mano de Mi Padre caerá y empujará todos Mis enemigos al lago de fuego. Así que despiértense antes de que llegue este día, porque solo entonces podrán salvar sus almas.

Vengan todos a Mí, su Jesús, y prometo que nadie que Me ame se perderá.

Con profundo amor por todos Mis hermanos y hermanas.

Su Jesús.

María: Mi hija. Tu tarea es importante. Esta misión tiene que continuar, así que deja todo atrás. Primero que nada debes escribir, todo lo demás viene después. Gracias, Mi querida hija.

Tu Madre en el Cielo.

92. Ustedes creen que todo podría seguir como es ahora en su tierra, pero ahí están seriamente equivocados — 09.04.2013

Mi hija. Mi querida hija. Llegará el momento en que todo lo que están haciendo ahora ya no será importante.

Mi hija. Yo, tu Madre en el Cielo, he venido a decirte lo siguiente para todos Nuestros hijos: Preparen sus almas, Mis amados hijos, porque llegará el día cuando solo aquellos que son puros de corazón serán recibidos por Mi Hijo, Jesucristo, para entrar en el Paraíso Sagrado.

Mis hijos, para quien no sea puro en cuerpo, mente y alma será particularmente difícil, porque allí, donde el cielo se fusiona con la tierra, se otorgará entrada solo a quien sea de corazón puro y abierto, y que ha dado su SÍ a Mi Hijo.

Hijos Míos, ustedes creen que todo podría seguir como es ahora en su tierra, pero ahí están seriamente equivocados. Dios Padre ha hecho predecir estos tiempos, porque ÉL no permitirá que tantos de sus amados hijos sean empujados hacia el abismo terrenal. Empujados por sus hermanos y hermanas que, en lugar de preocuparse por todos los hijos de Dios, solo piensan en su propio bien. Están cerca de “hundirse” y cada uno está tratando de sacar el máximo provecho para sí mismo, de tener aún más y no hundirse en el tirón del diablo, quien hace que aún aumente su codicia y que aún más pisoteen a los «pequeños» entre ustedes.

¿Qué mundo se han creado? ¿Quién quiere seguir viviendo en este mundo, lejos de lo bueno y sin moralidad, sin la mano guía de Dios que no aceptan?

Ustedes florecen en la avaricia de querer tener aún más, se dejan admirar por su «posición» en la sociedad, por su «riqueza» y no ven cómo están «comiendo» de las manos del diablo, quien ha girado su moralidad, quien ha retratado el pecado como algo aceptable e incluso como algo bueno, y quien los ha cegado para no ver el amor que Dios Padre les ha dado a cada uno de ustedes. Este es un Amor Responsable que deberían emplear para sus hermanos y hermanas, para ayudarlos, hacerlos «iguales», es decir, respetarlos, reconocerlos, servirlos y tratarlos con dignidad.

En este mundo que se han creado, hay poco que todavía complace a Dios Padre. Pero como Él ve cuán perdidos y confundidos están sus criaturas hoy, Él les da la oportunidad de convertirse. Es por eso, que hoy en día hay tantos hijos videntes en su mundo que proclaman Su Santa Palabra. Acéptenla. ¡Crean en las profecías y conviértanse! Entonces, Mis amados hijos, también ustedes tendrán la oportunidad de entrar en la Jerusalén prometida y disfrutar de la verdadera vida. Que así sea.

Su Madre en el Cielo.

91. No se cuelguen de pajita a pajita — 08.04.2013

Mi hija. Mi querida hija. Ven, hija Mía. Todo estará bien. Los tiempos de hoy fueron predichos, y lo que les sucede a todos Nuestros queridos y fieles hijos de Dios también es un momento de prueba. Acepten todo y confíen en Mi Hijo, porque es Mi Hijo, Jesucristo, quien los sacará a todos de esta pesadez, de este sufrimiento y este temor. No le den oportunidad a la desolación y nunca pierdan el coraje, porque Jesús vendrá y los redimirá.

Para el diablo son tiempos tan fáciles, porque muchos de los hijos de Dios no creen en Nosotros. No son lo suficientemente fuertes como para ver la verdadera y real felicidad y se aferran a pajitas, pajitas que Satanás mismo les ofrece.

Mis hijos. No se cuelguen de pajita a pajita, de un rayito de esperanza a otro, porque como lo dice la expresión, es solo un rayito y nunca puede ser la verdadera y real esperanza, porque solo Mi Hijo puede dársela, y es Él que se la cumplirá.

Todo lo que Satanás les ofrece sirve solo para un propósito: de alejarlos aún más de Jesús y Dios Padre. El que confía en Mi Hijo no será engañado por el brillo superficial, porque estará lleno de la verdadera esperanza de Mi Hijo, una esperanza que tiene raíces, una esperanza que crece, que florece y fructifica. Es una esperanza que produce felicidad que hace brillar su alma y que llena su corazón con gran alegría. ¡Es esta esperanza que les regala Mi Hijo, la que los acerca más y más a Él y que nunca perecerá!

No caigan en el mundo ilusorio del maligno, porque nunca dará frutos. ¡Todo está orientado a mantenerlos «en un estado de buen ánimo», de hacerles «falsas esperanzas», presentarles «brillo e ilusión» que pasará con la más mínima brisa! Crean en Mi Hijo y ábranse y su vida a Él, entonces todo estará bien, pero no así si confían en el diablo, camuflado y escondido en el mundo de brillo superficial de hoy, que los ciega, que los destruye, que los hace sufrir, que los hace perder la fe y, en última instancia, los conduce directamente a la condenación.

¡Despierten! No se aferren más a pajitas. ¡Son tan inestables como el andamio, sobre el cual el maligno construye su mundo ilusorio para ustedes! De punto de vista legal debería estar escrito PELIGRO DE DERRUMBAMIENTO en cada puerta de este, de su imperio, pero como para Satanás no hay derechos ningunos para los hijos de Dios – ¡solo miren lo que está sucediendo en su tiempo presente! – no encontrarán estas advertencias en ningún lado. Por el contrario, los seducen con falsas promesas, aturden sus sentidos – y embriagados y cegados justamente por este mundo ilusorio, dedicado exclusivamente a la materia, y donde el dinero, la «belleza», el sexo y la codicia son lo primero, están avanzando derechamente hacia el abismo.

¡Mis hijos, conviértanse! ¡Antes de que sea demasiado tarde! Vuelvan a encontrar el camino a Dios Padre y no caigan en la trampa del mundo ilusorio del maligno ni tampoco aspiren a ser parte de este. Eso, Mis queridos hijos, ya ha hecho caer a muchos de ustedes. Y ese, Mis amados hijos, es el momento en el que Satanás les suele ofrecer las pajitas y ustedes empiezan pasar de uno al otro y nuevamente a otro y, sin embargo, nunca llegan a ninguna parte. Solo se están distanciando cada vez más de los valores de Dios Padre y de Mi Hijo, y en lugar de permanecer en humildad y confiar en Mi Hijo, se están perdiendo en un mundo donde Dios ya no parece importar.

Quédense con Mi Hijo, Mis amados hijos, porque solo Él los redimirá y les dará amor, felicidad y paz. Que así sea.

Su Madre en el Cielo.

 

90. Domingo de la Misericordia — 07.04.2013

Mi hija. Mi querida hija. Hoy es un día muy especial, el día de la Divina Misericordia de Mi Hijo quien, desde la mañana hasta la tarde, las 24 horas, les da Sus gracias especiales y vierte Su inmenso amor sobre todos Nuestros hijos.

Hoy, el domingo de la Misericordia, que Mi Hijo desea que se celebre todos los domingos después de la Pascua, se celebra la resurrección de ustedes, ¡ya que cada uno de ustedes que esté fielmente dedicado a Mi Hijo recibe el bautismo de la Nueva Vida en el que TODO pecado es perdonado! Acepten este gran regalo, porque es la gracia especial que Mi Hijo tiene preparada para ustedes, ¡siempre y cuando que celebren estas grandes solemnidades como tales!

Mis hijos. Ha llegado el momento de la gran misericordia para perdonar a cada uno de ustedes sus pecados sin que sean juzgados por ellos. ¡Acéptenla! Celebren con Nosotros, con Mi Hijo, y vayan a sus Santas Misas para que también ustedes puedan recibir estas maravillosas gracias. ¡Confiésense, hijos Míos, confiésense, porque hoy todos sus pecados les serán perdonados! ¡Las penitencias se eliminan porque este es un regalo especial de Dios Padre a través de Jesucristo, Mi Hijo, para ustedes!

Mis hijos, regocíjense, porque la alegría en el cielo es extremadamente grande. Muchos de Nuestros hijos celebran este día consientes de la gran misericordia y de las gracias que se les dan a ellos y a todos ustedes. Desde el día en que su beato Papa Juan Pablo II – en el cielo él es santo – en nombre de Jesús por la Santa hermana Faustina, proclamó este domingo como Domingo de Misericordia, muchos de Nuestros hijos ya han disfrutado de esta maravillosa gracia. Y Jesús, Nuestro Jesús resucitado, los bautiza a cada uno de ustedes nuevamente y les PERDONA todos sus pecados. Pero deben creer en Él y aceptar Su gran misericordia.

Mi hija. Ayer, pudiste vivir esta experiencia en la Santa Misa, y tu alegría es grande, porque nunca has estado tan consciente de ello como lo estás hoy. Así de grande también será el gozo de todos Nuestros hijos tan pronto como sepan de este día lleno de acontecimientos, que es santo para Mi Hijo, y al cual Él se entrega con gran alegría para todos ustedes, para servirles a través de Sus regalos, que los acercarán ustedes aún más a Su corazón.

Hijos Míos, este día es hermoso y muchos de Nuestros hijos hoy están experimentando una renovación indescriptible de cuerpo y alma. Que así sea. Ahora y por siempre.

Su querida Madre en el Cielo.

Mi hija. Gracias.

89. ¡Aférrense de Mí, su Jesús, y les sucederán milagros! — 06.04.2013

Mi hija. Mi querida hija. Dile al mundo que Nosotros lo amamos. Diles a las personas que Nos regocijamos en ellos. Aunque hay mucho sufrimiento en Nuestros corazones, los amamos mucho y esperamos con alegría el gran día en que se abran las puertas del Reino de los Cielos.

Mi hija. Este día estará lleno de alegría. ¡Aunque muchos hijos rechazan el camino hacía ahí, de igual forma será un día de alegría, porque millones de Nuestros hijos entrarán al Nuevo Paraíso Conmigo, su Jesús! Estoy muy ansioso por ello, por este día, en el que vamos a vivir todos juntos una nueva vida llena de alegría y amor y en la paz tan anhelada.

Mi Padre tiene las llaves listas, y solo ÉL conoce el día de este maravilloso evento. También ÉL espera con alegría de finalmente ver a todos sus amados hijos reunidos en el Paraíso, tal como lo había planeado para ustedes, Mis queridos hijos, desde el principio de los días. ¡Regocíjense, porque el Cielo también lo hace! Tenemos la esperanza de que muchos más de Nuestros hijos aún se convertirán para esta fecha, ¡de modo que el número será aún mayor cuando entremos juntos a la Nueva Jerusalén!

Mis hijos. ¡Nuestra alegría es grande! Conviértanse a Mí, aquellos que aún no me han dado su SÍ. Los estoy esperando con ansias y me gustaría llevarlos a todos ustedes a este nuevo tiempo de paz. Vengan, Mis amados hijos. ¡Los estoy esperando! A cada uno de ustedes les dejaré entrar, pero necesito su SÍ para ello. El que Me niegue su SÍ se perderá, y entonces no hay nada que Yo pueda hacer por él.

Así que, queridos, queridos hijos, Mis hermanos y hermanas, denme también ustedes su SÍ para que Nosotros, en gran número y llenos de alegría, caminemos hacía las puertas del Nuevo Paraíso, para que allí en el día de la gran alegría, cuando Mi Padre me entregue la llave, entremos juntos, parar poder vivir allí en la paz tan anhelada, llenos de alegría y felicidad y unidos en el amor eterno, por toda la eternidad, unidos con todos los ángeles y santos y con aquellos que han resucitado antes de ustedes.

Mis hijos. ¡Los amo tanto, y es Mi amor el que me hace luchar para liberar a cada uno de ustedes de las garras del maligno y salvarlos de la condenación eterna! Quiero darle Mi misericordia a toda alma, pero ustedes deben aceptarla. Mis gracias que les concedo a todos Mis hijos son grandes, y Mi Espíritu Santo viene sobre cada uno de ustedes. Escúchenlo y déjense iluminar por Él, porque entonces encontrarán el camino hacía Mí, su Jesús y Mi Padre, Dios el Altísimo, ¡y juntos venceremos todo mal y haremos espacio para el amor en sus corazones y el alrededor suyo! ¡Aférrense de Mí, su Jesús, y les sucederán milagros!

Mis hijos, si no vienen a Mí ahora, llegará un tiempo de sufrimiento que será muy difícil para ustedes. Aquellos que confían en Mí ya experimentan los tiempos de hoy de manera muy diferente a ustedes, quienes aún me rechazan. Vuélvanse felices en sus corazones también ustedes y basen también ustedes sus esperanzas plenamente en Dios Padre, porque quien lo haga, quien Nos sea fiel, nunca perecerá.

Mis hijos. El tiempo ya está muy cerca, y Mi mayor gracia es inminente. Acéptenla y síganme, para que por medio de esta gracia también ustedes puedan salvarse. Esto sucederá a través de Nuestro amor por ustedes, porque no lograrán hacerlo ustedes solos. Así que acepten esta, Mi Gracia, cuando se la esté dada y no tengan miedo, no importa lo que quizás deberían haber hecho de manera diferente en su vida. ¡Mi misericordia les perdonará! No esperen hasta que la justicia tome su lugar, porque es Mi misericordia la que les salva de un gran castigo. Así que acéptenla y síganme.

Yo, su Jesús, siempre estoy ahí para ustedes, así como Mi Santísima Madre – a la que tantos de ustedes no le rinden la reverencia y la dignidad que merece como engendradora del Hijo Unigénito de Dios – y todos los santos del cielo, unidos con Mis santos ángeles. Llámennos y Nosotros estaremos allí. Pídannos, y nos preocuparemos. Oren a Nosotros y los oiremos, especialmente si oren por la salvación de su alma y la de los demás. Esto prometo a todos Mis hijos.

Su Jesús que tanto los ama.